Las leyendas equivalen
 a una historia popular, e incluso cuando tratan de temas religiosos se 
diferencian de los
    mitos en que narran lo que sucedió en el mundo una vez concluida la 
creación. Tanto el narrador como su audiencia creen en ellas y abarcan 
un gran número de temas: los santos, los hombres lobo,
    los fantasmas y otros seres sobrenaturales, aventuras de héroes y 
heroínas reales, recuerdos personales, y explicaciones de aspectos 
geográficos y topónimos de lugares, son las llamadas leyendas
    locales. Las leyendas se diferencian de la historia formal en su 
estilo de presentación, énfasis y propósito. Como otras formas de cuento
 tradicional tienden a adoptar fórmulas
    concretas, utilizando patrones fijos y descripciones características
 de los personajes. Por ejemplo, apenas se preocupan en detallar cómo 
son en realidad sus héroes.
    Las leyendas urbanas son
 historias contemporáneas ambientadas en una ciudad; se toman como 
verdaderas, pero
    tienen patrones y temas que revelan su carácter legendario. El 
contexto de estas leyendas puede ser contemporáneo, pero las historias 
reflejan preocupaciones permanentes sobre la vida urbana,
    incluyendo la intimidad, la muerte, la decadencia y, muy en 
especial, las gentes marginadas y fuera de la ley.
    La
 leyenda se sitúa en un lugar y en una época específica y parte de 
hechos que fueron reales aunque están idealizados. Se
    diferencian de la historia propiamente dicha en el énfasis de la 
narración y en su finalidad, que siempre es de tipo didáctico o 
nacionalista, para dar confianza a un pueblo en sí mismo en
    momentos en que se necesita ardor y seguridad para enfrentarse a una
 situación nueva y peligrosa. Por otro lado, a diferencia del mito, que 
se ocupa de los dioses, la leyenda retrata en general a
    un héroe humano. 
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