r,
 apareció un extraño ser. El color de su piel era raro y también su 
vestimenta, en relación a lo que estaban acostumbrados. A pesar de ello,
 padre e hija lo trataron con deferencia, ofreciéndole su hospitalidad 
desinteresada y los mejores alimentos que tenían en su humilde morada. 
Ocurrió que el extraño ser había sido enviado por Tup, el dios bueno, 
que quería conferirles un presente milagroso y permanente. El poder 
mágico del presente permitiría contar siempre con los medios para 
recibir y atender a sus visitantes; así como también les ayudaría 
mitigar el largo período de aislamiento. Así hizo que una nueva planta 
creciera en la selva, y luego les enseñó a preparar una bebida tónica y 
estimulante que pasaría a ser, con el tiempo, un símbolo de bienvenida 
para los huéspedes de la casa. Ungió a la bella Yarí como diosa 
protectora (Caa Yarí) y a su anciano padre, como su custodio. Los dulces
 cuidados y la protección constante prodigados a las plantas, lograron 
que las plantaciones de yerba mate se multiplicaran en forma infinita. Y
 así es como encontramos una especie de simbiosis en esta bebida: la 
mujer joven y bella, y el anciano habilidoso revelaron, siendo dioses, 
la misma actitud que, por obra de sus corazones generosos, que habían 
tenido siendo simples mortales. De esta manera, a partir de la 
naturaleza misma, con la fuerza de sus elementos más puros y del corazón
 de las plantaciones de yerba mate, los dioses nos protegen...
Mitos y Leyendas Misioneras
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viernes, 23 de noviembre de 2012
Leyenda del Caa Yari
Hace mucho tiempo, una tribu nómada decidió
 dejar la región que habitaba desde antaño. Sin embargo, un anciano no 
se sintió con la energía suficiente para seguir a su gente. Entonces la 
tribu dejó a Yar, tal era el nombre del anciano, en la compañía de su 
hija Yarí, que se negó a abandonarlo. El anciano construyó un refugio 
primitivo con sus propias manos, y ambos continuaron con su acostumbrado
 modo de vida en medio de ese entorno salvaje y primigenio. Un día, al 
anochece
r,
 apareció un extraño ser. El color de su piel era raro y también su 
vestimenta, en relación a lo que estaban acostumbrados. A pesar de ello,
 padre e hija lo trataron con deferencia, ofreciéndole su hospitalidad 
desinteresada y los mejores alimentos que tenían en su humilde morada. 
Ocurrió que el extraño ser había sido enviado por Tup, el dios bueno, 
que quería conferirles un presente milagroso y permanente. El poder 
mágico del presente permitiría contar siempre con los medios para 
recibir y atender a sus visitantes; así como también les ayudaría 
mitigar el largo período de aislamiento. Así hizo que una nueva planta 
creciera en la selva, y luego les enseñó a preparar una bebida tónica y 
estimulante que pasaría a ser, con el tiempo, un símbolo de bienvenida 
para los huéspedes de la casa. Ungió a la bella Yarí como diosa 
protectora (Caa Yarí) y a su anciano padre, como su custodio. Los dulces
 cuidados y la protección constante prodigados a las plantas, lograron 
que las plantaciones de yerba mate se multiplicaran en forma infinita. Y
 así es como encontramos una especie de simbiosis en esta bebida: la 
mujer joven y bella, y el anciano habilidoso revelaron, siendo dioses, 
la misma actitud que, por obra de sus corazones generosos, que habían 
tenido siendo simples mortales. De esta manera, a partir de la 
naturaleza misma, con la fuerza de sus elementos más puros y del corazón
 de las plantaciones de yerba mate, los dioses nos protegen...
r,
 apareció un extraño ser. El color de su piel era raro y también su 
vestimenta, en relación a lo que estaban acostumbrados. A pesar de ello,
 padre e hija lo trataron con deferencia, ofreciéndole su hospitalidad 
desinteresada y los mejores alimentos que tenían en su humilde morada. 
Ocurrió que el extraño ser había sido enviado por Tup, el dios bueno, 
que quería conferirles un presente milagroso y permanente. El poder 
mágico del presente permitiría contar siempre con los medios para 
recibir y atender a sus visitantes; así como también les ayudaría 
mitigar el largo período de aislamiento. Así hizo que una nueva planta 
creciera en la selva, y luego les enseñó a preparar una bebida tónica y 
estimulante que pasaría a ser, con el tiempo, un símbolo de bienvenida 
para los huéspedes de la casa. Ungió a la bella Yarí como diosa 
protectora (Caa Yarí) y a su anciano padre, como su custodio. Los dulces
 cuidados y la protección constante prodigados a las plantas, lograron 
que las plantaciones de yerba mate se multiplicaran en forma infinita. Y
 así es como encontramos una especie de simbiosis en esta bebida: la 
mujer joven y bella, y el anciano habilidoso revelaron, siendo dioses, 
la misma actitud que, por obra de sus corazones generosos, que habían 
tenido siendo simples mortales. De esta manera, a partir de la 
naturaleza misma, con la fuerza de sus elementos más puros y del corazón
 de las plantaciones de yerba mate, los dioses nos protegen...
¿Qué es una leyenda?
    Las leyendas equivalen
 a una historia popular, e incluso cuando tratan de temas religiosos se 
diferencian de los
    mitos en que narran lo que sucedió en el mundo una vez concluida la 
creación. Tanto el narrador como su audiencia creen en ellas y abarcan 
un gran número de temas: los santos, los hombres lobo,
    los fantasmas y otros seres sobrenaturales, aventuras de héroes y 
heroínas reales, recuerdos personales, y explicaciones de aspectos 
geográficos y topónimos de lugares, son las llamadas leyendas
    locales. Las leyendas se diferencian de la historia formal en su 
estilo de presentación, énfasis y propósito. Como otras formas de cuento
 tradicional tienden a adoptar fórmulas
    concretas, utilizando patrones fijos y descripciones características
 de los personajes. Por ejemplo, apenas se preocupan en detallar cómo 
son en realidad sus héroes.
    Las leyendas urbanas son
 historias contemporáneas ambientadas en una ciudad; se toman como 
verdaderas, pero
    tienen patrones y temas que revelan su carácter legendario. El 
contexto de estas leyendas puede ser contemporáneo, pero las historias 
reflejan preocupaciones permanentes sobre la vida urbana,
    incluyendo la intimidad, la muerte, la decadencia y, muy en 
especial, las gentes marginadas y fuera de la ley.
    La
 leyenda se sitúa en un lugar y en una época específica y parte de 
hechos que fueron reales aunque están idealizados. Se
    diferencian de la historia propiamente dicha en el énfasis de la 
narración y en su finalidad, que siempre es de tipo didáctico o 
nacionalista, para dar confianza a un pueblo en sí mismo en
    momentos en que se necesita ardor y seguridad para enfrentarse a una
 situación nueva y peligrosa. Por otro lado, a diferencia del mito, que 
se ocupa de los dioses, la leyenda retrata en general a
    un héroe humano. 
¿Qué es un mito?
    Los mitos, estrictamente
 definidos, son cuentos tradicionales que están cargados de elementos 
religiosos que
    explican el universo y sus primeros pobladores. Son historias que 
tanto el narrador como su audiencia consideran verdaderas y narran la 
creación y la ordenación del mundo, tareas normalmente
    llevadas a cabo por una deidad (dios o diosa) que existe en el caos,
 en el vacío o en algún mundo aparte. Con una serie de hijos y 
compañeros, la deidad da forma al mundo y lo llena de vida, e
    inicia una serie de aventuras y luchas en las que él o ella logra 
liberar el sol, la luna, las aguas o el fuego, regula los vientos, crea 
el maíz, las alubias o los frutos secos, derrota
    monstruos y enseña a los mortales cómo cazar y arar la tierra. 
El ser que lleva a cabo estas tareas, el arquetipo o héroe cultural, 
puede presentar una forma
    antropomórfica o animal y con frecuencia cambia de forma.
    **Es
 un fenómeno cultural complejo que puede ser encarado desde varios 
puntos de vista. En general, es una narración que
    describe y retrata en lenguaje simbólico el origen de los elementos y
 supuestos básicos de una cultura. La narración mítica cuenta, por 
ejemplo, cómo comenzó el mundo, cómo fueron creados seres
    humanos y animales, y cómo se originaron ciertas costumbres, ritos o
 formas de las actividades humanas. Casi todas las culturas poseen o 
poseyeron alguna vez mitos y vivieron en relación con
    ellos.
    Los mitos difieren de
 los cuentos de hadas en que se refieren a un tiempo diferente del 
tiempo ordinario. La
    secuencia del mito es extraordinaria, desarrollada en un tiempo 
anterior al nacimiento del mundo convencional. Como los mitos se 
refieren a un tiempo y un lugar extraordinarios, y a dioses y
    procesos sobrenaturales, han sido considerados usualmente como 
aspectos de la religión. Sin embargo, como su naturaleza es 
totalizadora, el mito puede iluminar muchos aspectos de la vida
    individual y cultural.
El nombre de Puerto Esperanza, se basa en tradiciones y relatos orales, fundándose en un acontecimiento romántico. En el año 1908 una barcaza comúnmente denominada "chata" remontaba el río Paraná buscando yerba virgen que loa aborígenes de la zona vendían.
En esta barcaza se encontraba una bella joven de nombre Esperanza Bruquetti
Bruquetti, raptada de la Provincia de Corrientes por un señor italiano de nombre Adán Luchessi (agrimensor), buen conocedor de la selva misionera, quien veces cargaba por estos lares la yerba canchada que le ofrecían los aborígenes de la zona.
Al descender y pisar las suaves arenas doradas, en un momento de apogeo, de romanticismo y amor, Don Adán Luchessi despojó a su amada el vestido, lo ató a una tacuara clavando en la arena y exclamando dijo:
Este es el Puerto de la Esperanza!, de allí en más todos sus habitantes llamaron a este lugar Puerto Esperanza.
Leyenda del Cerro Monje
Hay en las cercanías de San Javier un 
lugar único tal vez por su historia, historia que ya es leyenda, porque 
hechos y fantasías se confunden en el tiempo. Se trata del llamado " 
Cerro Monje", lugar a donde acuden centenares de peregrinos que llegan 
allí para " pagar sus promesas" o para beber el agua milagrosa que surge
 de una fuente natural o lavar con ella sus males.
Cuentan que hace casi siglos peregrinaba por el mundo un gran pecador 
buscando una señal de Dios que le indicara que sus pecados habían sido 
perdonados. Después de mucho ambular y de haber andado Uruguay arriba, 
naufrago frente a San Javier su barca.
Así llego hasta el cerro, verdadero peñasco sin vegetación, salvo 
gramíneas escasa al cual escalo. En su cima se apoyo cansado en el 
callado que llevaba, y donde este marco la peña surgió un manantial de 
agua pura. Viendo en ello la señal divina que esperaba, comenzó una vida
 austera, de sacrificios y ayuda al prójimo desde aquel lugar que adopto
 como morada.
Llegaban allí de todas parte, indios, portugueses, y españoles a hacerse
 curar por aquel penitente, verdadero asceta que con sus manos y el agua
 del manantial curaba todos los males.
Un día desapareció como había llegado; nadie supo de donde vino ni 
tampoco a donde fue. Pero el agua siguió emanando de la fuente, y es 
dicho, que todo aquel que este exento de pecados y que pide un favor
especial encuentra agua en la fuente. Mas, aquellos que están en pecado 
no la encuentran, debiendo reincidir en sus peregrinaciones hasta haber
saldado sus deudas con Dios. Entonces, se les otorga la petición.
La gente del pueblo explica que las aguas de la peña del Cerro Monje son
 milagrosas y tiene extraños efectos curativos, tal como los tiempos del
 penitente.
martes, 20 de noviembre de 2012
Mito de Moñái
Este ser tenía el cuerpo de una enorme serpiente con dos cuernos rectos e iridiscentes que funcionan como antenas. 
Sus dominios son los campos abiertos. Puede subir a los árboles con gran facilidad y se descuelga de ellos para cazar a las aves con las que se alimenta y a quienes domina con el hipnótico poder de sus antenas. Es por ello que también se dice que es el señor del aire.
Moñái era aficionado al robo y ocultaba todos las productos de sus fechorías en una cueva. Los continuos robos y saqueo de las aldeas provocaban gran discordia entre la gente que se acusaba mutuamente por los robos y las misteriosas "desapariciones" de sus pertenencias.
Reunidos en una asamblea deciden que poner fin a las fechorías de Moñái y sus hermanos. La hermosa doncella Porasy se ofrece a llevar a cabo dicha misión. Para ello convence a Moñái de que se ha enamorado de él y que antes de celebrar sus nupcias quiere conocer a sus hermanos.
Moñái la deja al cuidado de Teyú Yaguá y parte a buscar al resto de sus hermanos: Mbói Tu'i, Yasi Yateré, Kurupí, Luisón y Ao Ao. Cuando por fin los trae consigo, comienzan los rituales de la boda. La caña circula entre los hermanos a raudales. Pronto éstos están completamente ebrios. En ese momento Porasy trata de ganar la salida de la cueva que estaba tapiada con una enorme piedra.
Moñái advierte el movimiento y saliendo de la penumbra envuelve con su cuerpo de serpiente el cuerpo de la doncella tirándola nuevamente al fondo de la caverna. Porasy alcanza a dar la voz de alarma a su gente que la estaba esperando afuera y sabiéndose perdida les ordena que quemen la cueva, aún con ella adentro.
En recompensa al sacrificio de Porasy, los dioses elevan su alma convertida en un punto de luz pequeño pero intenso. Desde entonces los dioses destinan al espíritu de Porasy de alumbrar la aurora.
Sus dominios son los campos abiertos. Puede subir a los árboles con gran facilidad y se descuelga de ellos para cazar a las aves con las que se alimenta y a quienes domina con el hipnótico poder de sus antenas. Es por ello que también se dice que es el señor del aire.
Moñái era aficionado al robo y ocultaba todos las productos de sus fechorías en una cueva. Los continuos robos y saqueo de las aldeas provocaban gran discordia entre la gente que se acusaba mutuamente por los robos y las misteriosas "desapariciones" de sus pertenencias.
Reunidos en una asamblea deciden que poner fin a las fechorías de Moñái y sus hermanos. La hermosa doncella Porasy se ofrece a llevar a cabo dicha misión. Para ello convence a Moñái de que se ha enamorado de él y que antes de celebrar sus nupcias quiere conocer a sus hermanos.
Moñái la deja al cuidado de Teyú Yaguá y parte a buscar al resto de sus hermanos: Mbói Tu'i, Yasi Yateré, Kurupí, Luisón y Ao Ao. Cuando por fin los trae consigo, comienzan los rituales de la boda. La caña circula entre los hermanos a raudales. Pronto éstos están completamente ebrios. En ese momento Porasy trata de ganar la salida de la cueva que estaba tapiada con una enorme piedra.
Moñái advierte el movimiento y saliendo de la penumbra envuelve con su cuerpo de serpiente el cuerpo de la doncella tirándola nuevamente al fondo de la caverna. Porasy alcanza a dar la voz de alarma a su gente que la estaba esperando afuera y sabiéndose perdida les ordena que quemen la cueva, aún con ella adentro.
En recompensa al sacrificio de Porasy, los dioses elevan su alma convertida en un punto de luz pequeño pero intenso. Desde entonces los dioses destinan al espíritu de Porasy de alumbrar la aurora.
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